Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta voluntarios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta voluntarios. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de noviembre de 2019

Acogen Con Los Brazos Abiertos A Una Familia Refugiada De Siria

Begoña Herrero no sabía que la decisión de ofrecerse como voluntaria para ayudar a una familia refugiada a asentarse en su ciudad le cambiaría la vida. Begoña trabajó como enfermera hasta los 78 años y ahora, jubilada, vive en un piso con su hermana.

La familia de refugiados, formada por Minwer Albashan, su mujer Wafaa y sus hijos Adnan, Sidra, Mashael y la pequeña Sham, llegaron a España en abril desde Jordania y fueron trasladados a Portugalete, cerca de donde vive Begoña. Ella se unió a un grupo de sponsors locales y muy pronto empezó a acompañar a la familia en su día a día. Va a su casa, cuida a los niños mientras que sus padres están en clases de español y les ayuda a moverse por la ciudad. Lo que empezó como un voluntariado se convirtió muy pronto en una amistad.

“La gente me pregunta ‘¿pero qué haces tú por ellos?’ y yo les digo pues que más bien la pregunta es ‘¿qué hacen ellos por mí?’ Conocerles te transforma y te ayuda a pensar de una forma distinta”,  Continue leyendo en https://www.inmigracionyvisas.com/a4635-voluntarios-ayudan-a-una-familia-de-refugiados-de-Siria.html

 

Fuente: www.acnur.org/
 


lunes, 30 de septiembre de 2019

Sufrimiento Y Rescate En La Frontera De Bosnia Y Croacia – La Historia De No Name Kitchen

Por: Jimena Freytes

Un golpe de realidad” , fue la respuesta de Bruno Álvarez Contreras Morán, director de la ONG No Name Kitchen (NNK) cuando le pregunté sobre cómo surgió la idea de fundar esta organización. Realidad que difiere muchísimo según los ojos que la ven. Una realidad que golpea muy duro , pero que también provee un plato de comida caliente y se ocupa de entibiar el alma de “refugiados” cuando personas como él y quienes integran este equipo se ocupan de lo que no les correspondería hacer desde su condición de ciudadanos comunes: asistir a miles de personas que peregrinan en busca de libertad y una vida “digna”. Realidad cruel e injusta que existe por más que quienes deban mirarla y ocuparse se hagan los distraídos pensando que al ignorarla desaparecerá. Realidad que NNK se encarga de hacer visible para que se sepa y no se olvide .

NNK trabaja en Šid , un pueblo serbio ubicado a cinco quilómetros del límite con Croacia y en VelikaKladuša (Bosnia), a dos quilómetros de la frontera croata. Bruno y sus compañeros se encontraron con este panorama: miles de personas abandonadas por las autoridades que abiertamente expresaron la prohibición de la ayuda humanitaria , 15Cº bajo cero, ausencia de baños y presencia de ratas, una comida al día provista por otra organización, etc. Cuando les preguntó en qué podían ayudar, ellos respondieron que les gustaría un plato de comida caliente antes de acostarse a dormir sobre una manta en el suelo (lo que en otra realidad se conoce como cama). No dudaron: juntaron 2000 euros y compraron ollas, braseros y alimentos. “Poco a poco el lugar fue tomando luz, color y humanidad”, cuenta Bruno.

Ellos comenzaron en febrero de 2017 y en mayo de ese año el gobierno destruyó las barracas y miles de personas se vieron forzadas a instalarse en campos de refugiados mucho más lejos de la frontera. Sin embargo, No Name Kitchen continúa trabajando en Šid, un pueblo que vive en el conflicto y la violencia por ser el lugar elegido por quienes buscan migrar a Europa.

Algunos de los principales problemas que enfrenta esta ONG son burocráticos y económicos . Los primeros aparecen porque Bosnia y Serbia presentan trabas para que los voluntarios obtengan sus visas, por lo que cada tres meses deben dejar el país y esto genera una falta de continuidad por parte de algunos voluntarios que no se pueden comprometer a largo plazo con esta actividad. Con respecto a los segundos, no tienen más de 2200 euros fijos mensuales . Muchas veces no llegan a cubrir lo básico y salen a vender camisetas y calendarios, o bien organizan eventos para recaudar fondos. Cuando parece que todo está perdido, “aparece el milagro” y, por ejemplo, alguien se ofrece a hacer tatuajes por 10 euros durante un día para juntar el dinero que les falta, como les pasó una vez. Por otro lado, esta independencia económica les garantiza también una independencia política e ideológica… “no estamos casados con nadie”, comenta el director.

Cuando llegó la hora de hablar sobre las historias de vida de quienes ayudan, la voz de Bruno se entristeció al mencionar a Madina Hussiny . Una niña afgana de tan solo seis años, que murió cuando un tren la embistió delante de su familia mientras eran devueltos a Serbia con violencia y represión. Estas son las cosas que pasan cuando miles de personas quieren cruzar por la noche, camuflados con la oscuridad como si fueran delincuentes. Pero van solo en busca de una vida mejor y encuentran golpes, malos tratos y hasta la muerte . Gracias a la presencia de NNK en el lugar, esta historia se supo y se dio a conocer ante la Unión Europea (UE) quien, como de costumbre, reconoció el hecho, lo lamentó y desligó la responsabilidad a uno de sus países, en este caso Croacia.

No Name Kitchen tiene en vista incorporar una nueva furgoneta que guarda los elementos necesarios para instalarla en diferentes puntos de conflicto. De momento no cuentan con los fondos suficientes para alquilarse una casa ni menos para llevar a cabo un proyecto de cocina a gran escala. La idea, por ahora, es crear una gran red solidaria en la que sea gente local la que se encargue de administrar los insumos bajo la supervisión de la ONG .

Una de las actividades más importantes de NNK es la elaboración de reportes mensuales que registran todos los hechos de violencia por los que atraviesan las personas que ellos asisten. En base a ellos, escriben informes de prensa que presentan a diferentes autoridades como el gobierno croata y la UE. Quieren documentar todo para que se sepa de verdad lo que allí está sucediendo.

Llegando al final de la entrevista, su voz se suavizó al responder qué satisfacciones a nivel personal le genera trabajar en NNK . Por un lado, la gente que se contacta con él para ofrecerse como voluntaria, para donar o brindar su colaboración de alguna manera. Por el otro, la respuesta de la gente que los necesita. Son personas que carecen de todo y cualquier manifestación de cariño o apoyo es recibida con una gratitud que no se encuentra en ningún lado. Finalmente, ese momento único en el que recibe emails de personas que lograron llegar sanos y salvos y se han establecido en algún sitio seguro, no tiene precio. Recibir eternos agradecimientos de estas personas y saber que su trabajo no es en vano es de lo mejor que le pasa en la ONG.

No Name Kitchen trabaja los 365 días del año sin descanso, porque como bien dijo Bruno, el hambre, el frio y la soledad no se toman fines de semana, feriados o vacaciones .
“Pero es muy difícil mencionar solo una cuando son tantísimas las satisfacciones y las positividades de una organización en la que no hay dinero para empleados y solo se usa el corazón, el cariño y mucha humanidad que vale un montón.” Bruno.
 


Fuente: Jimena Freytes
https://www.inmigracionyvisas.com/a4506-Sufrimiento-y-Rescate-en-la-Frontera-de-Bosnia-y-Croacia.html


jueves, 13 de septiembre de 2018

Alcalde Alemán Andreas Hollstein Da Ejemplo De Cómo Acoger A Personas Refugiadas

 

Por: Josie Le Blond en Altena, Alemania 

El alcalde Andreas Hollstein considera que los refugiados son un beneficio para su comunidad y, cuando llegaron cantidades sin precedentes a Europa en busca de seguridad, se ofreció como voluntario para tomar más de lo que correspondía a su ciudad. 

Desde entonces, ha trabajado incansablemente para asegurarse de que los recién llegados sean bienvenidos en su ciudad de Altena, en el oeste de Alemania, y para crear una atmósfera propicia para la integración, un logro por el que ha sido nominado al Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR. 

El premio anual honra a aquellas personas que han hecho esfuerzos extraordinarios para apoyar a las personas refugiadas y desplazadas. 

“Se trata de dar pequeños pasos y enviar pequeñas señales”, dice Hollstein, cuya ciudad de 17.000 personas ha aceptado 450 solicitantes de asilo desde 2013. 

“No podemos resolver todos los problemas de los refugiados en todo el mundo”, agrega Hollstein, de 55 años. “Pero podemos hacer nuestro gran esfuerzo para mejorar las cosas dentro de lo posible. Creo que lo hemos hecho y no ha sido mayor carga”. 

La ciudad ha tenido problemas en los últimos años. Las fábricas se han cerrado y la población ha disminuido. Ahora el alcalde ha logrado cambiar las cosas, promoviendo una visión de una comunidad que prospera una vez más, esencial para el bienestar a largo plazo de los refugiados y las personas que los acogen. Ha destacado los efectos positivos de la afluencia de refugiados, haciendo hincapié en el potencial y las habilidades aportadas individualmente por los recién llegados. 

El alcalde, los voluntarios y los refugiados reconocen las ventajas de mejorar la autosuficiencia de los refugiados y de permitirles tener acceso al mercado laboral. Impulsa la economía local y beneficia a la población de acogida, al tiempo que ofrece oportunidades a largo plazo para los recién llegados. 

“El objetivo por el que estoy luchando es el correcto”. 

El alcalde y su comunidad fueron seleccionados previamente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y el gobierno alemán por sus enfoques exitosos para la integración de los recién llegados. 

Ahora han sido elegidos como los finalistas regionales de Europa para el Premio Nansen para los Refugiados. El ganador del premio aún no revelado será anunciado el 25 de septiembre y será presentado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en una ceremonia en Ginebra a finales de este año. 

El galardón se otorga en honor al explorador y humanitario noruego Fridtjof Nansen, primer Alto Comisionado para los Refugiados, nombrado por la Liga de las Naciones en 1921. Su objetivo es mostrar sus valores de perseverancia y compromiso frente a la adversidad. 

Hollstein ha demostrado perseverancia frente al correo de odio que ha recibido regularmente, así como una lesión que sufrió en un ataque con arma blanca el año pasado por un residente que según parece se opone a su política de acogida de refugiados. 

“El objetivo por el que estoy luchando es el correcto”, dice. “Llegué a la política porque quería alcanzar metas y adoptar posturas. Eso no siempre es cómodo, pero sigo creyendo que es correcto”. Con una comunidad dedicada de voluntarios y una variedad de enfoques innovadores, Hollstein busca convertir a los recién llegados de Altena de extraños en vecinos. Él dice que mejorar la comunicación es el núcleo de su estrategia. 

“Queríamos que los recién llegados y los lugareños hablaran entre ellos”, dice. “Incluso si tiene que estar usando solo gestos al principio, es mejor a que las personas no se comunicaran. Significa que podemos hacer que las personas dejen de ser un número anónimo o un nombre desconocido, y que se logre crear una relación con ellos”. 

Para alentar esto, Hollstein asegura que los recién llegados se alojan en apartamentos en varias partes de la ciudad, en lugar de en un albergue central separado. Cuando se mudan, los voluntarios les presentan a sus nuevos vecinos. 

“Los recién llegados son una ganancia para la sociedad alemana”. 

La administración apoyó el desarrollo de un portal de Internet para unir las habilidades de los refugiados con los empleos. Este enfoque ha permitido a muchos establecer contactos rápidamente con miembros de la población local, aprender el idioma y encontrar oportunidades de empleo o educación. 

Para Zarifa Brmaja, una madre de dos hijos de la ciudad siria de Alepo, la política ha demostrado ser un salvavidas. Casi todos los días, tiene una visita de un vecino mayor que la está ayudando a aprender alemán. 

“Es bueno estar aquí en Altena porque la gente quiere ayudar”, dice Zarifa, de 25 años, quien también está inscrita en un curso de idiomas dirigido por voluntarios en Stellwerk, un centro de coordinación para voluntarios. Mientras estudia, los voluntarios cuidan a sus dos hijos pequeños en la habitación de al lado. 

“La gente aquí es muy acogedora”, coincide el esposo de Zarifa, Shahin, de 33 años, un ingeniero que encontró trabajo con el servicio municipal de Altena después de completar también las clases de alemán. “Tal vez en otros lugares no haya tanto contacto entre personas. Pero sabemos que tenemos suerte de estar aquí”. La estrategia de bienvenida de Altena va más allá de las amistades fortuitas con los vecinos. Hollstein quería asegurarse de que todos los recién llegados tuvieran a alguien que los cuidara. 



Los voluntarios actúan como “cuidadores” para ayudar a los solicitantes de asilo a tratar con los funcionarios y apoyarlos en otros aspectos de la vida cotidiana en Alemania. 

“Los recién llegados son una ganancia para la sociedad alemana”, dice Ludger Leweke, de 68 años, residente permanente de Altena y voluntario que asesora a unos 20 jóvenes refugiados, a quienes ayuda a solicitar trabajo y pasantías. “Es por eso que quiero ayudarlos en sus carreras”. 

“Con pequeños pasos puedes hacer algo bueno para las personas necesitadas”. 

Uno de ellos es Muhannad Alsaour, de 23 años, oriundo de Damasco, que llegó a Altena en 2015. Rápidamente aprendió alemán y consiguió una práctica como electricista. “Ludger me explicó cómo tener una buena vida aquí en Alemania”, dice. “Estoy muy agradecido con él, me ha ayudado mucho”. Historias como las de Muhannad y Ludger se pueden encontrar por toda la ciudad y, según Hollstein, son el secreto detrás del éxito de Altena. 

“Los voluntarios son la columna vertebral de nuestro trabajo; nada podría pasar sin ellos”, dice. “Lo que es especial en Altena es el enfoque integral. No estamos haciendo nada que no esté sucediendo en otros lugares, pero estamos haciendo las cosas a un alto nivel en varios aspectos diferentes”. 

Él espera que el éxito de Altena envíe un fuerte mensaje a otras comunidades de que incluso las contribuciones más pequeñas pueden marcar la diferencia, independientemente de su tamaño, en Alemania y más allá. 

“Con pequeños pasos se puede hacer algo bueno para las personas que lo necesitan”, dice Hollstein. “No son las grandes palabras de los principales políticos lo que importa. Es la gente que muestra la cara humanitaria de Europa, y esa gente, somos nosotros”. 




Fuente: ACNUR 

http://www.inmigracionyvisas.com/a3897-Andreas-Hollstein-ayuda-a-personas-refugiadas.html


sábado, 27 de mayo de 2017

La Historia de Dos Rescatistas de Refugiados

A pesar de que más de 5.000 migrantes se ahogaron durante el año 2016 al intentar cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, miles de migrantes siguen intentando hacer el peligroso viaje. En lo que va de 2017, la cantidad total de personas fallecidas o desaparecidas intentando cruzar el Mediterráneo desde Libia ha aumentado a más de 1.300. Hablamos dos rescatistas españoles, Óscar Camps y Gerard Canals, quienes después de ver la imagen de Alan Kurdi, el niño sirio de tres años que se encontró ahogado en una playa de Turquía, decidieron dejarlo todo e irse a Lesbos a rescatar a migrantes. Camps es fundador de la organización Proactiva Open Arms; Canals es el jefe de la misión de Proactiva Open Arms. Desde julio de 2016 el grupo ha rescatado a más de 17.000 personas en el Mediterráneo. 
 

TRANSCRIPCIÓN

Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios. 

AMY GOODMAN: A pesar de que más de 5.000 migrantes se ahogaron durante el 2016 al intentar pasar el Mediterráneo para llegar a Europa, miles de migrantes siguen intentando hacer el peligroso viaje. En lo que va de 2017, la cantidad total de personas fallecidas o desaparecidas intentando cruzar el Mediterráneo desde Libia ha aumentado a más de 1.300. 

Hoy nos acompañan dos rescatistas de España. El primero es Óscar Camps, fundador de la organización Proactiva Open Arms (Brazos Abiertos), quien después de haber visto la imagen de Alan Kurdi, el niño sirio de 3 años que se encontró ahogado en una playa de Turquía, decidió irse a Lesbos a rescatar a migrantes. También está con nosotros Gerard Canals, jefe de la misión de Proactiva Open Arms. Desde julio del 2016 el grupo ha rescatado a más de 17.000 personas en el Mediterráneo. 

Óscar y Gerard, bienvenidos a Democracy Now!. Ambos acaban de recibir el premio Alba Puffin al Activismo a favor de los Derechos Humanos, entregado por la organización Archivos de la Brigada Abraham Lincoln. ¿Pueden hablar de la importancia de este premio? Se han tomado el tiempo para dejar las costas donde rescatan a la gente y venir a Estados Unidos. 

GERARD CANALS: Bueno, para nosotros ha sido un honor ser merecedores del premio Alba por lo que significa, por los paralelismos que hay con nuestra organización. Los brigadistas, 3.000 voluntarios de Estados Unidos, un día decidieron que algo que estaba pasando a miles de kilómetros de su casa tenía que ver con ellos, y decidieron hacer algo y se plantaron en España para luchar con el lado republicano, el lado en el que nuestros abuelos, el de Óscar y el mío, también lucharon. Entonces, el paralelismo es que nosotros tampoco teníamos nada que hacer en las costas de Grecia, tampoco teníamos nada que hacer en las costas de Libia, pero cuando vimos lo que estaba sucediendo, no podíamos dar la espalda. No podíamos hacer otra cosa. 

AMY GOODMAN: Óscar, ¿puede hablar del momento en el que decidió dejar su trabajo como socorrista en una playa para ir a rescatar a migrantes en alta mar? 

ÓSCAR CAMPS: El 15 de septiembre de 2015 vimos las fotos de Alan Kurdi, el pequeño de tres años, y nos escandalizamos, no podíamos creer que murieran tan cerca de la costa y que nadie les ayudara, así es que decidimos hacer algo y pensamos en ir a ayudar. Primero nos ofrecimos a los gobiernos, al español y al griego, a Frontex, a Médicos sin Fronteras, a todas las organizaciones que pudieran estar interesadas, pero como no recibimos respuesta de nadie, decidimos ir. Y fuimos por nuestra cuenta. 

AMY GOODMAN: ¿Y a dónde fueron? 

ÓSCAR CAMPS: A Lesbos, la isla de Lesbos, al norte de la isla de Lesbos, por donde llegaron cerca de un millón de refugiados durante los siguientes meses, unos 800.000 o 900.000 pasaron por las islas de Grecia. 

AMY GOODMAN: Entonces, ¿cuánto tiempo pasó desde el momento en el que vio la foto de Alan Kurdi, el niño de 3 años que se ahogó en el mar, hasta que se lanzaron al mar a rescatar a la gente? 

ÓSCAR CAMPS: Fue automático; llamar a Gérard, reunión en la playa de Badalona y decisión de ir, y con mis ahorros fuimos a ayudar durante un tiempo. Teníamos 15.000 euros y fuimos a ayudar el tiempo que nos duraran los 15.000 euros, pero llevamos desde el 15 de septiembre en Lesbos... no hemos dejado de ayudar a los refugiados desde entonces. 

AMY GOODMAN: Gerard, ¿qué le llevó a trabajar como rescatista? 

GERARD CANALS: Bueno, desde que yo empecé a trabajar cuando tenía 18 años, empecé a trabajar en la playa, como socorrista. Al principio fue un trabajo de verano, mientras estudiaba en la universidad, pero al cabo de dos años decidí llevarlo un poco más allá. Dejé la carrera y seguí trabajando en periodos más largos, en lugares donde podía trabajar más tiempo. Después, en los inviernos, me vinculé también en el mundo del rescate, a través de las ambulancias, de servicios de ambulancias, y cuando conocí a Óscar y a la empresa Proactiva me decidí a unirme a ellos, y desde entonces, hasta ahora, he tenido varios roles: en información, en logística; y hasta el día de hoy que hemos dado un paso más en el mundo del salvamento, y estamos haciendo rescate a nivel internacional en esta crisis. 

AMY GOODMAN: Óscar, ¿puede describir uno de los rescates que más le hayan marcado?, ¿qué sucede?, ¿cómo realizan estos rescates? 

ÓSCAR CAMPS: Como bien dice Gerard, llegaban embarcaciones sobrecargadas, en muy malas condiciones, en manos de mafias que no tenían ningún inconveniente en ponerlos en peligro. Mujeres y niños son los más vulnerables en estas travesías, son los primeros que mueren. Cuando una embarcación de este tipo vuelca, rápidamente hay 25 o 30 muertos, de los 50, y esos son las mujeres y los niños. Así que la situación más dramática que hemos vivido era ver cómo las mujeres se ataban los niños al pecho en el chaleco salvavidas, pero cuando caían al agua, su cabeza quedaba fuera del agua, pero la cabeza del niño quedaba dentro del agua, entonces era el desespero de ver a la madre cómo quería sacarse al niño de encima. Estas situaciones las hemos vivido muchas veces, son muy dramáticas, pero lo que más nos ha afectado, quizá, apartes de esta realidad, es ver la inacción deliberada de la Unión Europea delante de esta situación. Esto estaba ocurriendo en Europa, no estaba ocurriendo en África, estaba ocurriendo en aguas europeas, en playas europeas y en tierras europeas y no había nadie para ayudarles y para atenderlos. Entonces, la decepción que tuvimos y la pérdida de confianza con nuestras instituciones ha sido más duro que ver morir a la gente. 

AMY GOODMAN: Óscar Camps, ¿háblenos sobre la relación entre la guerra y los refugiados? 

ÓSCAR CAMPS: Es evidente que sobre todo en Irak, en Afganistán y en Siria, de lo que huyen es de la guerra, huyen de la persecución de la guerra. Evidentemente, los que no querían combatir en un frente o en el otro, y estaban en la edad de combatir, tenían que buscar una salida, una alternativa, y lo hacían a través de mafias. Entonces, las mafias los sacan del país y los dirigen hacia Turquía, y de Turquía entraban en Europa. En África tenemos a Boko Haram y el Estado Islámico también, sobre todo, ahora mismo en Libia, que se utiliza como pasillo de salida, porque Libia es un país descompuesto, hay tres facciones que están en guerra por el gobierno, por el control de Libia, pero ninguna de ellas tiene ni siquiera el control entero de Trípoli, así es que la situación es compleja, y se utiliza este país como salida para Europa. Y desde África es menos la conexión con la guerra, porque también se huye de la persecución, se huye de la mutilación genital, se huye de la miseria, y el destino siempre es el mismo, siempre es Europa. Evidentemente que Europa tiene mucho que ver, porque ésta tiene influencia en guerras, vende armas, interviene. Ahora mismo lo estamos haciendo en varios países y en varios frentes. En Yemen y en Siria también. 

AMY GOODMAN: Para concluir, Óscar Camps, usted es socorrista, alguien que salva vidas. ¿Alguna vez pensó que acabaría haciendo esto cuando comenzó su propio negocio socorriendo a nadadores? 

ÓSCAR CAMPS: No, no. Yo empecé mi carrera en Cruz Roja, en Red Cross en España y no pretendí nunca... Sí que he tenido siempre un punto solidario y he hecho alguna acción en cooperación internacional en el Sáhara, pero no pensaba ni mucho menos llegar hasta aquí. No pensaba... La decepción que nos hemos llevado es que esto ocurriera en Europa. Para nosotros la cooperación internacional sería hacer acciones en terceros países, pero tener que hacerlo en aguas europeas todavía es más sofocante. Nunca lo pensé y realmente la vida nos ha cambiado a todos desde entonces. 

AMY GOODMAN: Óscar, quería preguntarle acerca de la lucha de su familia en contra del fascismo, en contra del general Franco en España, y sobre qué relación ve entre eso y lo que usted hace hoy en día. 

ÓSCAR CAMPS: Sí, mi abuelo luchó con los republicanos en la Guerra Civil, contra el fascismo. Pero sus hermanos tuvieron que salir [de España], mi abuelo era el mediano de la familia. Sus hermanos fueron exiliados, se fueron a Francia. Tengo familia repartida en Francia, Canadá, Costa Rica, Brasil porque tuvieron que salir por la persecución durante la guerra y después de la guerra. Mi abuelo fue herido en combate y fue rescatado por un brigadista internacional alemán, y esto es lo que me hace sentirme orgulloso de recibir este premio, y de estar ayer aquí, en Nueva York, con las Brigadas de ALBA, porque lo he vivido muy cerca. Mi abuelo y yo... he vivido sus historias, siempre me las contaba. El fascismo ha estado siempre presente en nuestra familia, porque nos dividió a la familia, tenemos familia en todo el mundo. Evidentemente se perdió la guerra y hubo mucha represión, y quizá ahora mismo, en estos momentos, vuelve a haber estos vientos de extrema derecha, porque están utilizando mucho los medios para difundir ideas. Tenemos la voz de Trump, que suena en Europa como un gran altavoz. Y no estamos oyendo voces que neutralicen desde el otro lado estos aires de derechas. Así es que tenemos que empezar a agitar conciencias para conseguir neutralizar esto, porque son medios de comunicación. Nosotros tenemos muchísima gente que respalda nuestra acción. Creo que se ha abierto una grieta importante entre el pensamiento político y lo que dicen algunos medios de comunicación, y el pensamiento popular. Yo creo que el pensamiento popular no tiene la información real. Se habla de cifras, de miles de refugiados, de miles de muertos, pero nosotros conocemos las historias, tenemos sus versiones, sabemos que son personas, sabemos qué ocurre, por qué huyen. No entendemos la manipulación que se está haciendo en los medios de comunicación, incluso contra las propias ONG que están salvando vidas, porque estamos poniendo el foco y la luz allí donde la administración no quiere que se sepa. Entonces somos incómodos, nos hemos convertido en una respuesta popular que es incómoda para la administración europea. Hemos estado en Bruselas y hemos denunciado esto. Hemos estado en Estrasburgo y hemos denunciando lo que hemos visto. El sábado me reuniré con el papa Francisco por segunda vez, y volveremos a denunciar lo que está ocurriendo. Así es que estamos buscando tantos altavoces mediáticos como podamos para neutralizar este ruido de sables que se está oyendo ahora mismo. 

AMY GOODMAN: Gerard Canals, ¿háblenos de esa conexión entre lo que usted hace y la lucha contra el fascismo de su abuelo? 

GERARD CANALS: Mi abuelo luchó en la Guerra Civil Española en el lado republicano, como el abuelo de Óscar, y como tantos otros. Lucharon en unas condiciones muy por debajo de las del bando franquista, evidentemente, tenían muchos menos recursos. Y al final lo que sucedió fue que nos pudieron ganarles, evidentemente, y se vieron forzados a huir. En el caso de mi abuelo, tuvo que huir a través de los Pirineos y exiliarse en Francia, en un campo, durante muchos años. Y creo que es el mismo caso que Óscar explicaba antes. 

AMY GOODMAN: ¿Qué piensa que tiene que suceder? ¿Qué tienen que hacer los gobiernos para parar esta marea humana que abandona sus hogares contra su propia voluntad, arriesgando sus vidas en esa huída? 

ÓSCAR CAMPS: Lo que está ocurriendo ahora no es más que el resultado de décadas de mala gestión, sobre todo en continentes como África. Hemos expoliado sus recursos naturales, hemos puesto gobiernos dictatoriales que beneficiaban a Europa, les hemos expoliado económicamente, y el resultado que tenemos ahora, de la venta de armas y la intervención en las guerras, es este: son migraciones masivas. En Yemen tenemos un bloqueo ahora mismo, Estados Unidos está bloqueando Yemen, Europa está bloqueando Yemen, a través de Arabia Saudita. Estamos fabricando 25 millones de nuevos refugiados. Esto va a tener consecuencias a corto plazo. La Guerra de Irak tiene que ver en todo esto. Realmente no dejamos de fabricar refugiados, y la política europea no debe ser la de externalizar fronteras, pagando a terceros países para retenerlos en medio del camino; no creo que esta sea la política adecuada. Yo creo que tenemos que tener otras prácticas sociales más aperturistas en ese sentido, e intervenir más en el origen. Evidentemente, la inversión que está haciendo Europa en el tema de refugiados es cero. Estamos gastando presupuestos desproporcionados en armamento, en seguridad, en control de fronteras, pero no estamos haciendo nada. Tenemos 60.000 refugiados en Grecia que no tienen absolutamente nada; los hay en Francia en un campo que no tienen absolutamente nada. Había unas cuotas que tenía que asumir cada país europeo. España, en nuestro caso, eran 17.000. Nadie ha cumplido con estas cuotas. La inacción es deliberada, y esta situación es inconcebible. Yo no sé lo que se debe hacer, pero apelo a los intelectuales, que son los que tienen que salir ahora mismo y decir qué es lo que se debe hacer, porque lo que estamos viviendo es el resultado de décadas de expoliación. 

AMY GOODMAN: Gerard Canals, ¿puede responder esta misma pregunta? 

GERARD CANALS: Lo que debemos hacer es actuar en origen, ahora mismo, como Óscar comentó, a consecuencia de décadas de expoliación y de intervención en África tenemos miles, o cientos de miles, de personas que están buscando refugio. Europa, en vez de acogerlos, en vez de intentar buscar soluciones, lo que hace es poner muros en tierra, y se está obligando a la gente a saltar el muro más grande de todos, que es el Mar Mediterráneo. Una de las cifras que comentabas antes de 5.000 muertos en el 2016, esa es la cantidad de muertos confirmados, pero hace un par de semanas tuvimos un rescate donde encontramos cinco cuerpos y después encontramos dos barcas totalmente vacías. En dos barcas van más o menos entre 250 o 300 personas. Hay 295 que no se han contado en esta estadística. 

AMY GOODMAN: Finalmente, Óscar, ¿cree que podría volver a España en algún momento y volver a trabajar como socorrista? ¿Cree que este flujo masivo de refugiados va a detenerse en algún momento? 

ÓSCAR CAMPS: Sí, claro. Nosotros nos organizamos en ONG por una necesidad legal de estar dentro de la administración, dentro del control de la propia administración. Pero no es nuestra intención hacer el trabajo de la administración, nuestra intención es concienciar a la población para que proteste, porque de la misma manera que el agua hierve desde abajo hacia arriba, tenemos que hacer que los políticos tomen la responsabilidad, y lo tiene que hacer el pueblo desde abajo hacia arriba. Así es que seguiremos haciendo de socorristas y seguiremos concienciando a la población, porque tenemos que cambiar esta situación. Costará, costará algunos años, pero yo creo que lo conseguiremos. Y ya que estoy aquí, me gustaría enviarle un mensaje a Donald Trump y decirle que en este país casi todos somos nietos de refugiados, que se acuerde que somos nietos de inmigrantes, tanto en el nuestro como en éste, que esto lo tenemos muy cerca, que no hay que hacer mucha memoria para saber de dónde venimos. 

AMY GOODMAN: Quiero agradecerles a los dos por acompañarnos. Óscar Camps, quien fundó el grupo Proactiva Open Arms después de haber visto la imagen de Alan Kurti, el niño de 3 años que fue encontrado ahogado en una playa de Turquía. Gerard Canals es también socorrista, y director de la misión de Proactiva Open Arms desde julio de 2016. El grupo dice que ha rescatado a más de 17.000 personas en el Mediterráneo. Muchísimas gracias por haber estado con nosotros. Soy Amy Goodman, esto es Democracy Now! 


Fuente: www.democracynow.org/  
http://inmigracionyvisas.com/a3622-historia-de-rescatistas-de-refugiados.html