Estados Unidos enfrenta una nueva controversia migratoria: la cancelación repentina y sin previo aviso de ceremonias de naturalización, en varios estados del país, a inmigrantes ya aprobados para convertirse en ciudadanos. El problema no solo es administrativo: está sembrando dudas sobre la transparencia, justicia y motivaciones políticas detrás de estas decisiones.
Lo que para muchos sería uno de los días más importantes de su vida recibir la ciudadanía estadounidense se convirtió, literalmente, en un momento de humillación pública.
n los últimos días, numerosos reportes indican que USCIS ha comenzado a cancelar o interrumpir ceremonias, especialmente para personas provenientes de al menos 19 países clasificados como “de alto riesgo”, según nuevas directrices de seguridad. Muchos inmigrantes relatan que
- Llegaron vestidos formalmente.
- Traían a sus familias.
- Entregaron sus Green Cards como parte del proceso final.
- Y aun así fueron retirados de la fila minutos antes de jurar el Oath of Allegiance. ↑
Ejemplos y testimonios reales
En Boston, Massachusetts un acto descrito como “crueldad indescriptible”
Según Boston.com, durante una ceremonia en Faneuil Hall, varios inmigrantes fueron detenidos en la entrada cuando los oficiales comenzaron a preguntar su país de origen.
Una mujer haitiana que había esperado más de 20 años para este momento dijo: “Me pidieron entregar mi Green Card, y luego me dijeron que no podía jurar. ¿Cómo puedo volver a mi vida normal después de esto?”
En Indianapolis 38 solicitudes fueron rechazadas en la puerta
De un grupo de 100 aplicantes, 38 fueron informados de que no podían prestar su juramento, aun cuando estaban en la lista oficial del evento. Muchos se enteraron solo cuando un oficial les pidió “esperar fuera” para una “actualización adicional”.
En Louisville, Kentucky invitados oficiales, pero devueltos en la entrada
Varios inmigrantes llegaron con sus cartas de invitación y documentación, pero el personal federal los detuvo antes de entrar a la sala. Un colombiano relató a la prensa: “Toda mi familia estaba adentro esperándome. Me llamaron por mi nombre… y al llegar a la puerta me dijeron que no podía continuar. Fue devastador.”
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